11 de noviembre, 2017-
Son como Gremlins, que se multiplican sin aviso previo. Tengo calor, tengo frío. Calor, calor, calor. Abanico en mano todo el tiempo. Malhumorada y mecha corta. No me hables mal. no me mires asi. Quiero estar sola, por qué no me llamaste? Horror!!!
Las hormonas que me gobiernan tienen un golpe de estado en mi cuerpo tras esta nueva realidad inestable.
Los hot flashes se han encendido y aunque ya contemplo el reemplazo de hormonas bioequivalentes, en lo que eso ocurre, me desvelo de calor, para bañarme, echarme fresco, sudo frente al aire acondicionado. No es justo!!
Ese mismo calor, un fogaje inexplicable, como si tuviera un horno de pizza en el mismo pecho y se enciende sin previo aviso para quemarme desde hasta la frente,lo sentí en mis dos embarazos. Cuando a los 7 meses, me bañaba y sentada frente al aire acondicionado sudaba a chorros. Ahora los chorros de sudor, llegan con flow de lentitud y deseos de hacer nada.
Y si me desvelo, ay si me desvelo!!!… porque entonces pienso en la luz, el agua, el internet, los tapones, mis hijos, el trabajo, los estudios, las deudas, todo a la vez y enredado. La mente no duerme, y yo tampoco. Respiro, me tomo un te, camino, leo, Y de pronto son las 4:00 de la mañana, para levantarme a las 6.
Todo es culpa de ellas. Y cuando hay que dormir con calor, es otro calor, un puto calor que no entiende nadie más que otra mujer a la que le pase lo mismo. Porque no oigo a un solo hombre a quien le de esto.
Las amigas que no lo tienen, solo me resta decirles que en algún momento lo entenderán. Mientras, llena de abanicos, aplaco el nuevo calor intermitente y la irritabilidad constante. Le echo combustible a la paciencia. Para que me dure. Abanicos para el alma hormonal.

