Guitarras y varones…

18 de octubre, 2017.
Las noches este pasado mes, post María, con mis hijos y sus amigos me han dado la delicia de ‘estar’ entre ellos. Hablan de lo que todos los hombres hablan cuando están entre panas. De tetas, culos, y todas las interioridades que un hombre puede encontrar tema de conversación.

Se insultan, y se ríen de tonterías. Para mí esto no es inusual. Desde escuela superior, he tenido tanto amigos como amigas. Fluyo igual entre ellos que entre ellas. Y encima, la vida me dio hijos, no hijas. Y sus amigos tienen en casa un lugar para dormir, comer, beber, hablar, ventilar sus issues y acompañarse. Invariablemente cada mañana al levantarme, puedo encontrar a alguno de sus amigos durmiendo en el suelo, que decidieron quedarse en casa, para sentirse acompañados y porque guiar en la oscuridad es terrible.

Cuando los días han estado menos stressfull, hasta han cantado con la guitarra, han soltado anécdotas, risas, cuentos, diálogos y relatos, que solo una madre con varones puede valorar. Han dormido en mi casa, sin luz, hemos salido a comer como familia. Verlos hablarse, reírse y acordarse de cuentos cuando eran chamacos, me reafirma que son panas para toda la vida.

Cuando empiezan a improvisar, con la guitarra y a cantar tonterías melódicas, agradezco infinitamente ser madre de artistas. Canalizar el estrés de noches post huracán es una delicia a los acordes de temas improvisados. Y su conexión como varones me permite entender ese nexo de amistad.

No se han dado cuenta tal vez del regalo que han tenido de estar juntos luego del huracán. Yo sí… e irónicamente, quisiera que esto fuera eterno, aunque odio todo lo demás post huracán.

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