El novio intermitente…

2 de noviembre – Lapsos de confianza

» La luz es como un marchante. Llega y se va…». Palabras con luz de Jacinta Marín, en un almuerzo de domingo. Buena forma de describir lo que los pocos que han tenido electricidad están manejando. Sin descartar ni olvidar que tenerla a ratos es mejor que no tenerla, como pasa en el resto de la Isla.

La zona metro tiene bolsillos con luz y sin luz. Y los que tienen luz, esta llega sin avisar, a cualquier hora, día, noche, madrugada. Y se va a cualquier hora, día, noche o madrugada. O sea, que no se cuenta con ella. Pero cuando se asoma se celebra. (Y se lava ropa…). Como ese novio o novia que está haciendo fade out y llega y se va sin dar señales claras. Pero todavía se quiere.

Enseres que prenden y apagan, otros que ya no prenden y hay que ponerlos en la lista de reparaciones. Las linternas, cargadores solares, radios de baterías y hornilla de gas, siguen vivitos y coleando.
La limpieza se ha extendido a closets, gavetas, ropa… mirando lo que no se usa para que otro lo aproveche.

La energía de un hogar se mueve y reactiva si movemos 22 piezas de lugar y abrimos espacio para que lleguen nuevas cosas, personas y oportunidades. Leí esto en el libro ‘Simple Abundance’, de Sarah Ban Brethnach. Un ejercicio tipo ‘finders keepers’que me encanta hacer, porque descubro lo que tengo no utilizo y descarto lo que ya no necesito. Porque con esta crisis, he aprendido a que hay que vivir livianos. Pocas cosas que guardar, para que movernos rápido y fácil si fuera necesario. Sigo remirando los closets…

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