12 de octubre, 2017-.
El tapón ayer me recordó a las imágenes de los residentes de Florida saliendo de Miami, antes de Irma, el mes de septiembre. Filas y filas de carros, bumper con bumper por caminos conocidos que se volvieron un caos. En el caso de ellos, salían huyendo al desastre, en el nuestro ayer, era una trampa. Porque conducimos a nuestras casas, no nos estamos yendo a ningún lugar. Son los nuevos tapones, que antes eran ocasionales. Hoy son ‘the new norma’l, porque todo cambió.
No sé si fue la amenaza de lluvia en la tarde, los policías dirigiendo el tráfico, los conductores cansados y con poca paciencia. Pero lo que antes eran 15 minutos, ahora toma hora y media. Ya empiezo a montar en el carro agua, barras nutritivas, un libro… lo que llevaba para la fila de las gasolineras. Cerraron un tramo en la Carretera 177, el camino principal a mi casa. Y la ansiedad me saludó de nuevo. Miles de disparates me ví pensando de pronto, hasta me vi encerrada en la urbanizacion sin poder salir. Ohhhh.
Hay otras rutas y muchas cosas que hacer para que la paciencia no me falte. Cuelo café en el Sterno. Y me da felicidad.
El parque donde camino en las mañanas me llora. He visto brigadas recortando ramas y abriendo los caminos para joggear. Pero la montaña de basura afuera del parque me da verguenza y coraje. Y vivo en la zona metropolitana. ¿Cuántos habrá así en las zonas donde no es fácil llegar, como Moca, Lares, Utuado y Aibonito…!
Debo cambiar las meditaciones, para inyectarme más entusiasmo y confianza. Esta noche copa de vino a oscuras, abanico y visualizaciones positivas.

